27 de agosto de 2018

Hasta siempre abue

La muerte llega. Todos callan. El murmullo del silencio pesa cual lápida oxidada. Todo es tiempo y, sin embargo, cuando el tiempo llega ese todo se vuelve nada. Nada para los demás, todo para el que se va, porque aun cuando es lo mismo irse queriendo o sin quererlo, se siente distinto dependiendo del lado en que uno esté. Allá, nadie sabe; acá, todo es subjetivo: para algunos alivio, para otros dolor, para todos tiempo que se fuga, se esfuma, se gasta, sin más.

1 de enero de 2018

01012018

Se atraviesa el año entre los sueños de los desvelados. Muchos ríen, brindan a la salud, el dinero, el sexo y la felicidad; sin embargo, unos cuantos, o quizás más que los otros, lloran ante la insondable soledad del tiempo que se va. En la TV, el tazón de las rosas se ha ido a tiempo extra por primera vez en la historia. Siempre hay oportunidad para una primera vez. Siempre hay posibilidad de que esa primera vez sea la que siempre es. Repetición incierta y resbaladiza.

Dejar ir el pasado y vivir en el presente: ilusión, quizás.

22 de diciembre de 2017

3

Han pasado 3 años desde que estuve por aquí, escribiendo sobre la promesa de escribir de nuevo, de retomar el hábito de hablar sobre las ficciones de la realidad. La pereza me ha robado fuerzas, el trabajo y las metas de productividad me han llevado a hacer a un lado la letra ociosa, el enunciado que no dice necesariamente pero transmite el sentido de la belleza, de la soledad, del miedo a la vida y a la muerte, de los corazones que se aproximan, estallan y se vuelven seres nuevos, renovados.

La libreta ha quedado en un cajón, manchada por el café desparramado, mutilada en partes, tachonada en otras, doblada de las orillas por el constante trajinar de las ideas. Sin embargo, la libreta, ahora que la veo con un dejo de nostalgia, no contiene más que anotaciones escuetas sobre los distintos proyectos, artículos científicos, proyectos de consultoría y metas de investigación, que han ocupado los últimos años de mi vida.

La libreta ya no es lo que solía ser, una compañera callada pero insistente, negra por fuera, crema por dentro, con sus hojas que invitaban a que se deslizara la pluma de gel, aunque se inundara de unas cuantas manchas, aunque la mano cargara la evidencia de la tinta durante días, dejando que las ideas se apropiaran de la hoja.

Hoy, después de 3 años, decido, de nuevo, estar aquí.

7 de diciembre de 2014

De vuelta

Estoy de vuelta al rutinario...

1 de diciembre de 2010

Limbo o juventud

Supongo que la juventud es una época de alegría porque uno se dedica netamente a vivir el presente. El problema es cuando ese presente se desdobla en varios otros y, es ahí cuando uno cae al limbo de las posibilidades.