La desaparición se da en el interior de lo vacío.
Una vez allí, la cortina se vuelve transparente: si
miras hacia fuera, te verás de nuevo en tu-mismo-espacio.
Podrías hacer un esfuerzo por escapar; de hecho,
lo intentas al guardar tus emociones en un huevo de plástico.
Desapareces y te sientes bien, acaso un poco temerosa.
Si el vacío llegara a derramarse, vaciarse sobre
el mundo entero, mucho más allá del huevo
¿seguirías siendo tú misma?
De tanto desaparecer, el vacío se volvió amor.
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