La mecedora ha vuelto a la calma.
Un viento suave recorre su vientre; ella
es el sueño de la arena vuelta cristal.
Una gota tenue
sobre la presa de San Isidro.
Una gota más
y él se convertirá en polvo.
La magia de las visiones y sonidos
espectaculares ha quedado atrás,
en el campo de las vacas líquidas
y sus crías juguetonas.
La destrucción de las palabras se da al comprender el infinito.
Nunca hubiera, ni en mil años, imaginado la metáfora de una vaca líquida.
ResponderBorrar:)