18 de julio de 2006

El poder de la tragedia

Tsunamis, terremotos, guerras, descontentos populares, fraudes electorales a favor de una división política, social y económica. El exilio voluntario es la mejor forma de acercarse a los hechos y mirarlos, objetivamente, desde la distancia. Australia es un país donde, relativamente, nunca pasa nada. Si acaso de vez en cuando una niña violada o una falsificadora de identidades que comete fraudes con tarjetas de crédito o un hombre que instala cámaras en las inmediaciones de su casa para observar a sus vecinos. Pero, de ahí en más, nada. La población de la isla toma alcohol y mira al océano, a la frontera que los separa de un pasado que ya no quieren recordar pero les taladra lso huesos por las noches. Muchos de los isleños vienen escapando del terror de sus tierras para buscar una supuesta vida mejor. Sin embargo, no olvidan que esta no es su tierra, por mas que procuren hacerla propia. Allá atrás quedó la familia, la tierra de donde salieron durante tantas y tantas generaciones y que tuvieron que abandonar por el temor a una muerte prematura, injusta, a manos de otros. Muchos huyeron en los setentas: Grecia, Argentina, Chile, los países socialistas. Otros cuantos vienen con las nuevas olas revolucionarias: los países balcánicos, Indonesia, Singapure y otras islas aledañas, las colonias británicas en África.
Y yo, qué chingados hago aquí? Los mexicanos, afortunadamente, no hemos tenido que huir del país mas que por pretextos culturales, para tener una supuesta mejor educación y una visión global del mundo. Pero todo el mundo toma Coca-cola -aunque a mi me gusta la Vainilla- y come en Burguer King -que aquí se llama Hungry Jacks.
Pero las situación en México puede convertirse en una de esas de los setentas, noventas o ceros -se les llama ceros a los inicio del siglo 21? Yo espero que no, pero veo a mi país dividido, al borde de un colapso necesario, creo yo. No es posible seguir viviendo en un país con tantas divisiones y seguir creyendo que somos una unidad. Digo, si pero no. Una de dos, o nos homogenizamos y todos vestimos ropa Gap o aceptamos nuestras diferencias y aprendemos a vivir con ello. Aunque, claro está, dando los derechos y obligaciones a todos por igual. Aquí en Australia los nativos tienen casi las mismas oportunidades. Por lo menos no se mueren de hambre y frío. Aunque están sumidos en el alcohol, pero esa es otra historia.
Y reitero: que chingue a su madre la derecha ultra-conservadora que pretenda vestir a todos con pantalón khakis y camisa azul tipo polo. Digo, está bien pero, y si yo quiero andar de chanclas? Por estupideces menores se han desatados guerras catastróficas, como la aseveración de una vida eterna que nadie sabe con seguridad si existe o no. Y quién tienen la culpa de casi todo? Hay quienes se atreven a culpar a los judíos. Será?

1 comentario:

  1. Anónimo7:54 a.m.

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