Es increíble el grado de especialización al que puede reducirse una rama del conocimiento. La semana pasada asistí al Encuentro de Simetrías e Integrabilidad de Ecuaciones en Diferencias, rama de las matemáticas bastante nueva, nacida a principios del siglo 20 pero a la que se le dio importancia a partir de mediados de los sesentas, con el descubrimiento computacional de las ondas solitarias –imagínate una ola del mar que viaja por el océano sin perder su forma. Bueno y eso con qué se come, con pan o con tortilla, te preguntarás. Y yo también me lo preguntaba y lo he hecho durante ya casi cuatro meses hasta que por fin acepté que no hay tortillas de maíz en Australia. Pero bueno, hay pan árabe de muchos tipos, me dije para mi consuelo.
Vale, vale, volvamos a las simetrías. Y para eso, piensa en una tortilla –híjoles, con ganas de comer unos tacos de tripas o de carne asada. La tortilla es el mejor ejemplo de simetrías: la puedes rotar cuantos grados quieras y sigue pareciendo la misma. También la puedes reflejar –o voltear con una pala- y sigue dando la misma imagen. Bueno, ¿ya te la imaginas? Pero no le pegues una mordida porque entonces tienes una pérdida espontánea de simetría, factor importantísimo para entender la mecánica cuántica y otros fenómenos de la física actual.
Se dice que la tortilla tiene un número infinito de simetrías. Ahora vienen las matemáticas: resulta que hay un montón de fenómenos en la naturaleza que conservan un número infinito de simetrías o leyes de conservación: la velocidad de la luz no cambia según el observador –aunque parezca que si cuando andamos medio amodorrados y nos toman una foto con flash, ¿a poco no?
Bueno, volviendo al encuentro de las simetrías. Pues resulta que un grupo de investigadores principalmente de Inglaterra, Japón, Australia y Francia se dedican a resolver ecuaciones complicadísimas que conservan ciertas simetrías. Y se centran principalmente en ecuaciones que tienen valores enteros, que brincan de a saltitos, de uno en uno, justo como la ranita de la primaria, o como contarías los tacos que te vas comiendo, rompiendo la simetría de tu barriga. Ah, no me digas, ¿tú también estás a dieta? Para conservar la simetría corporal, ¿verdad?
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