27 de agosto de 2018

Hasta siempre abue

La muerte llega. Todos callan. El murmullo del silencio pesa cual lápida oxidada. Todo es tiempo y, sin embargo, cuando el tiempo llega ese todo se vuelve nada. Nada para los demás, todo para el que se va, porque aun cuando es lo mismo irse queriendo o sin quererlo, se siente distinto dependiendo del lado en que uno esté. Allá, nadie sabe; acá, todo es subjetivo: para algunos alivio, para otros dolor, para todos tiempo que se fuga, se esfuma, se gasta, sin más.

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