¿A quién convocar cuando las huellas se han vuelto transparentes? Me muevo entre cristales, nubes de porcelana, sueños de cristal. No me reconozco; soy otro. El infinito suspendido en mi interior. Llueve o no llueve; aun no puedo saber. Y sin embargo, poco cambiaría, la esencia permanecería la misma, los sueños no realizados seguirían sin haber sido realizados, las promesas que hubiesen de romperse, lo harían de cualquier manera. Y sin embargo, se mueve, dijo aquel.
La noche es del color que uno la pinta. Supongo que los estados de ánimo delimitan esa percepción. Los sitios que uno frecuenta nunca son los mismos. Recuerdo una línea de una canción de The Orb: “This is the tale of an enchanting land that was never in the same place twice”. Sonará muy a Demócrito, o a cualquier cabrón de esos, pero la realidad es la misma: nadie puede asegurar de dónde viene o a dónde va sino es por el presente que asegura vivir. Esto es: aun cuando se de un caso de una persona que asegure conocer su vida tal cual la vive, será extrañamente imposible aseverar que el destino le ha de deparar ese u otro camino. Entonces, ¿para qué preocuparse por una vida que no existe?
La vida nocturna de Guadalajara tiene los vicios de siempre: dime en qué coche andas, cuánto ganas, y te diré quien eres. Cómo vas arreglada, si muestras o no tu mejor sonrisa, si el escote es bastante agradable para el otro, y te diré si te dirijo –dudé entre la g y la j, no crean que no– la palabra. Entre el anonimato y la popularidad, no hay más que un error de percepción.
La noche es del color que uno la pinta. Supongo que los estados de ánimo delimitan esa percepción. Los sitios que uno frecuenta nunca son los mismos. Recuerdo una línea de una canción de The Orb: “This is the tale of an enchanting land that was never in the same place twice”. Sonará muy a Demócrito, o a cualquier cabrón de esos, pero la realidad es la misma: nadie puede asegurar de dónde viene o a dónde va sino es por el presente que asegura vivir. Esto es: aun cuando se de un caso de una persona que asegure conocer su vida tal cual la vive, será extrañamente imposible aseverar que el destino le ha de deparar ese u otro camino. Entonces, ¿para qué preocuparse por una vida que no existe?
La vida nocturna de Guadalajara tiene los vicios de siempre: dime en qué coche andas, cuánto ganas, y te diré quien eres. Cómo vas arreglada, si muestras o no tu mejor sonrisa, si el escote es bastante agradable para el otro, y te diré si te dirijo –dudé entre la g y la j, no crean que no– la palabra. Entre el anonimato y la popularidad, no hay más que un error de percepción.
¿A dónde va la noche cuando uno ya ha partido?
Sonidos, sonrisas, silencios; pupilas.
El 206-XS marca 130 en la ciudad, las luces
se vuelven líneas continuas, los
excesos, parte íntegra de la oscuridad.
Quisiera volver y decirte lo que siento, si es que lo siento,
o al menos imagino sentir: me gustaría conocerte.
Y si digo conocerte, no digo simplemente saber tu
nombre, tu teléfono y tu e-mail. Conocerte implica
entrar en ti, salir y desaparecer, para encontrarnos luego
confundidos sin saber quién eres tú y quién soy yo.
Pero ya he partido;
tú continúas allí
lejos
en la distancia
alargando el vacío entre los dos.
Considero importante publicar el siguiente anuncio: estoy listo para ser demandado por difamación.
Ahora me explico: creo que el escritor, en especial el novelista, tiende a tomar los personajes, acciones y escenarios de su vida, transformarlos y volverlos parte de una ficción que acontece en otro lugar, persona y acción. Esto es, la ficción toma prestada a la realidad para hacer de ella un entretenimiento, al menos.
Ahora me explico: creo que el escritor, en especial el novelista, tiende a tomar los personajes, acciones y escenarios de su vida, transformarlos y volverlos parte de una ficción que acontece en otro lugar, persona y acción. Esto es, la ficción toma prestada a la realidad para hacer de ella un entretenimiento, al menos.
Salud por tu comentario! coincido con tu propuesta para la lista de personajes!
ResponderBorrarAi disculpen ustedes, pero no pude evitar intervenir... soy hija de Pirandello!
ResponderBorrarMi estimado hielorrusia, la suya es una pregunta muy interesante. Precisamente en estos días estoy por partir de viaje rumbo a varias ciudades invisibles en las que voy a vivir por un tiempo suficientemente largo y estaba pensando que si un autor puede escribir ficciones de la realidad, a un personaje como yo le corresponde escribir sobre las realidades de la ficción, así que permítame encontrarme con dichas ciudades y después responderé con mucho gusto a su pregunta. Comparto su interés por los límites.
ResponderBorrarEsta línea, tomada de una canción de The Orb, que seguro fue tomada de algún otro lado, es la que conjunta mis intereses en cuanto a las historias de real ficción: "This is the tale of an enchanting land that was never in the same place twice".
ResponderBorrarMi estimado Hielorrusia: Definitivamente tendré que disfrazarme de carne y hueso, si descubren que soy un personaje de ficción, probablemente no me dejen pasar la frontera. Usted sabe muy bien que nosotros podemos ver y contar muchas realidades de la ficción que suelen ser incómodas para algunos, o más bien para muchos que se sienten reales y salen en la tele. Voy a visitar, de hecho, un continente invisible y ficticio: África. Primera parada: una ciudad que invisible, invisible, no es: Roma; aunque todas las ciudades, hasta las más vistas, tienen su dimensión oculta. Segunda parada: Maputo (Mozambique). Tercera parada: en cuanto lo sepa, le platico.Como sabrá seguramente muy bien, hay muchos tipos de ciudades invisibles. Creo que por las que yo viajaré pertenecen a la categoría de la ficción exacerbada que raya en la locura (dice alguien por ahí que cada época le da un contenido diferente a esta palabra, nuestro tiempo es bastante cínico,¿no? de cualquier manera, a los locos nadie los escucha ni los toma en serio)Así que déjeme iniciar mi viaje y ya le contaré con gusto sobre las realidades de la ficción.
ResponderBorrarP.D. Espero poder completar el periplo!
Omar: la verdad, yo también me estoy divirtiendo! Y eso de poder volverle al revés el título de su blog al autor que la creó a una... pues no tiene comparación.
ResponderBorrarEn cuanto a tu interés por las historias de real ficción, opino que por una parte es cierto lo que dice The Orb, pero por la otra, digo, pues para algo ha de servir ser autor, ¿no? y además, no en vano nos hemos emancipado los personajes desde hace varias décadas...algo de diversión tiene que salir de todo esto, porque como bien sugieres en otro lugar...dónde empieza la ficción? vaya usté a saber!
1) "Creo que el escritor, en especial el novelista, tiende a tomar los personajes, acciones y escenarios de su vida, transformarlos y volverlos parte de una ficción que acontece en otro lugar, persona y acción. Esto es, la ficción toma prestada a la realidad para hacer de ella un entretenimiento, al menos".
ResponderBorrarNo es difamación. Es una realidad, que incluso se estudia en los libros.
2) "Entonces, ¿para qué preocuparse por una vida que no existe?"
Intentaré aplicarme el cuento...