8 de mayo de 2006

Alejandra o Anita

Hay algo que me hace levantarme de la cama, acaso la presencia de Alejandra Pizarnik o de Anita Heiss. La poesía, dama maltratada y abandonada, ha ido irrumpiendo de nuevo en mis noches. Los días pasan entre símbolos; las noches se llenan de significados. Y me cuesta tanto trabajo entender unos y otros que no duermo ni estoy despierto por estar pensando en los dos. Matemáticas y poesía. Quién lo iba a imaginar.

Paso los días sin ver el mundo, o mirándolo a través de números, símbolos y letras. Nada más que libros, artículos, ecuaciones, definiciones y literatura. Matemáticas de 9 a 6; literatura de 7 a 11. Y la vida, ¿dónde chingados queda la vida? Acaso esta sea la que he decidido y quiero vivir. Pero entonces, ¿a qué hora todo lo demás?

La novela ronda más que nunca por los tejados. No aúllan los gatos pero los cimientos se estremecen como si las ratas anduvieran por ahí. La traducción como forma de apoderamiento literario, como asimilación de una cultura al traspasar sus fronteras y devolverla a la propia. Acaso se de la posibilidad de un libro, mas que uno poema de Anita. Me interesa su lenguaje coloquial, su mirada desde los ojos de una aborigen “civilizada”

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