7 de mayo de 2006

unos balazos

Acaso malgastamos demasiado tiempo en el idealismo hasta que, de pronto, de porrazo o de putazo, nos cayó la vida encima. Ahora tenemos que fungir como adultos, aun cuando durante 30 años luchamos contra ello. O acaso sea la transición de la juventud a la adultez, el rompimiento de aquello con lo que soñamos con lo que tenemos. Ahora vivimos la verdad, no la buscamos; la verdad no es una figura, sino el deambular diario de la vida sencilla.
En ciertos momentos criticamos a Julio. Creíamos ser los poseedores de la verdad mientras él la había abandonado. Hace unos días tomé unos vinos con él, en una escala que hicieron hacia Nueva Zelanda. Parece que su transición a la adultez es más sutil. Lleva casi 3 años fuera de México -1 en Japón, 1 en Londres y casi otro por el mundo- y ahora piensa, después de concluir su viaje, llegar a Gdl, casarse y establecerse, justo como nosotros lo estamos haciendo. De hecho, nosotros nos le adelantamos, nosotros que nos creíamos los rebeldes poseedores de la vida y la verdad.
Yo he comenzado a extrañar Gdl, el hogar donde nací, crecí y quiero morir. ¿Acaso también la idea de la muerte sea más constante y continua cada vez? El estátus de inmigrante, por más alta o baja que sea la inserción en la escala social, no dejará de ser el de aquel intruso, invitado a la cultura por sus cualidades prácticas, casi nunca por las morales o intrínsecas, si nos queremos poner nietzchianos.
La puta vida y sus dobleces. ¿Dónde quedan los sueños Pablo, dónde la trascendencia? En el ser un buen hombre, padre, pilar de la casa o en las obras abstractas que nos definen, el cine, la literatura o las matemáticas? Creo que el veneno que nos insertamos en la juventd no desaparecerá tan fácilmente. A mi, la literatura me sigue dando vueltas. La idea de la novela me ronda, me chinga el puto cerebro por las noches cuando debería estar tranquilo en casa, preparando la cena y, con la pijama puesta, reposar en el sillón de la sala con un libro o los restos del periódico del día anterior.
Las matemáticas, como alguien me dijo alguna vez, acaso no sean más que una forma de abstracción que uso para rehuirme de la vida real. Paso los días inserto en una oficina, leyendo y estudiando matemáticas, resolviendo ecuaciones, preparando gráficas que únicamente pueden visualizarse gracias a la computadora.
Y la idea del suicidio, me llega de vez en cuando. Acaso sea un consuelo, como decía Cioran "El consuelo del suicidio me mantiene con vida" o algo asi.
Yo pienso en darme unos balazos, pero varios, en la cabeza. Ninguna otra forma me es ni remótamente aceptable. Acaso sea la puta sobriedad, o la adultez o quien sabe qué chingados.

1 comentario:

  1. Omar:
    Viajando por el mundo de los blogs...llegue por casualidad al tuyo...tal vez una coincidencia,sincronía vital le dicen algunos o tan sólo una mera casualidad.Hace ya más de 3 años que vengo trabajando con pacientes suicidas...soy chilena,psicóloga clínica especialista en trstornos del ánimo y ansiedad.
    Esto no pretende ser un análisi ni mucho menos, pero tal como lo dices tu en el blog...los estudios han demostrado que la idea del suicidio produce mucho alivio...más no es la solución de nada.Hay quienes creen en muchas cosas despues de la muerte pero no existe ninguna pruebe de que eso sea sí....Aquí en la vida si existen modos de tratamientos...terapias que ayudan a hacer de la vida algo más llevadero,incluso agradable.
    Omar...tan solo queria decirte que "En el ultimo lugar del mundo...en medio de la cordillera..."Hay una persona dispuesta a escucharte...si lo quieres.
    Cariños....Alejandra Silva
    psalejandrasilva@yahoo.com.ar

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