Hace un par de años todavía tenía la compulsividad de hacerme de una biblioteca, una de esa que uno muestra a los amigos y se siente orgulloso de todo ese caudal de conocimiento empotrado a la pared, aunque la pared sea rentada y lo anaqueles responsables de la muerte de unos cuantos árboles, al precio de 250 pesos por la carga de un camión entero en la Sierra de Chihuahua, allá por la Barranca del Cobre, cañón preciosísimo, más que el de Colorado, según dicen los que saben aunque para mí, la única impresión que sigo arrastrando de esos cañones sin balas, es de pseudo-misioneros dizque católicos pero bebedores de tezgüino para el primero, y la película U-turn, una de las más terribles en contenido pero excelentes en dirección, con el brillantemente loco Sean Penn. Y este pinche mar de ideas, dirán ustedes, de donde coños salió? Pues de un canuto de yerba Filipina mezclada con Loto azul que me acabo de fumar, dizque pa calmar las ansias. Ya ven que con estas putas prisas ya la vida no se para mas que a chingadazos.
Bueno, de vuelta a los libros, anaqueles y bibliotecas. Decía que quería una, y nomás llegué a acumular unos 1000 libros aproximadamente, entre matemáticas, poesía, novelas, filosofía y divulgación de la ciencia, además de uno que otro perdido por ahí que ni libro debería llamarse por su estúpida redacción y su falta de tema.
Pero hace unos 9 meses -esa cifra siempre viene bien como símbolo de gestación- decidí meter mis pocos libros en cajas y dejarlos en casa de mis padres para quienes son más un estorbo que una decoración y opulencia del saber. Después de 4 meses, de vuelta de visitar la biblioteca del rey en British Library y otras más, me deshice de la mitad de mis cajas, otorgando en préstamos según el interés de mis amigos: al matemático, matemáticas; al loco, literatura.
Ahora ya no compro libros, o no al grado de comprar a lo estúpido 3 o 4 para ver si luego tengo tiempo de echarles un ojo. Con mi presupuesto de estudiante de posgrado no puedo darme el lujo de tales despilfarros. Si en verdad necesito un libro de estudio pues si, lo compro en Amazon. Pero en general recurro a pedirlos prestados de la biblioteca de la universidad, donde puedo tenerlos por hasta un mes y pedir hasta 25 libros y renovarlos por internet cuantas veces quiera.
Y los weyes de Google y su digitalización... Creo que si, para allá vamos.
Otra de mis realidades es que, en matemáticas, mientras más especializada se vuelve una rama, como la de Sistemas Discretos Integrables, menos libros hay y en más artículos o papers hay que basarse, la mayoría de los cuales se pueden encontrar en la megared.
Y la Británica reducida a un pinche Dvd. Tan linda que se veía en los estantes de la oficina del abuelo, junto a las obras completas se Shakespeare, con lomo dorado y pasta dura.
Bueno, de vuelta a los libros, anaqueles y bibliotecas. Decía que quería una, y nomás llegué a acumular unos 1000 libros aproximadamente, entre matemáticas, poesía, novelas, filosofía y divulgación de la ciencia, además de uno que otro perdido por ahí que ni libro debería llamarse por su estúpida redacción y su falta de tema.
Pero hace unos 9 meses -esa cifra siempre viene bien como símbolo de gestación- decidí meter mis pocos libros en cajas y dejarlos en casa de mis padres para quienes son más un estorbo que una decoración y opulencia del saber. Después de 4 meses, de vuelta de visitar la biblioteca del rey en British Library y otras más, me deshice de la mitad de mis cajas, otorgando en préstamos según el interés de mis amigos: al matemático, matemáticas; al loco, literatura.
Ahora ya no compro libros, o no al grado de comprar a lo estúpido 3 o 4 para ver si luego tengo tiempo de echarles un ojo. Con mi presupuesto de estudiante de posgrado no puedo darme el lujo de tales despilfarros. Si en verdad necesito un libro de estudio pues si, lo compro en Amazon. Pero en general recurro a pedirlos prestados de la biblioteca de la universidad, donde puedo tenerlos por hasta un mes y pedir hasta 25 libros y renovarlos por internet cuantas veces quiera.
Y los weyes de Google y su digitalización... Creo que si, para allá vamos.
Otra de mis realidades es que, en matemáticas, mientras más especializada se vuelve una rama, como la de Sistemas Discretos Integrables, menos libros hay y en más artículos o papers hay que basarse, la mayoría de los cuales se pueden encontrar en la megared.
Y la Británica reducida a un pinche Dvd. Tan linda que se veía en los estantes de la oficina del abuelo, junto a las obras completas se Shakespeare, con lomo dorado y pasta dura.
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