Tengo la cabeza llena de nada, justo como Julito cuando decía tener la panza llena de hambre. Y acaso también sea hambre, pero no en la panza como la del menudo o la de los callos o de las tortas del abuelo, sino en la que deglute, digiere y caga las realidades del universo según le apetecen. Viernes por la tarde, ya entrando la noche. Estoy en Melbourne, una de las mejores ciudades para vivir, según las estadísticas, conteos y opinión. Pero yo no veo más que un mundo feliz a la Huxley -si, le falta el acento inverso a la e, pero no se lo encuentro al puto teclado. Qué ganas de volver a leer Island, ahora que estoy en una de ellas, acaso en ella, el último escupitajo del cerebro de Aldo. Todavía hace unos meses, allá en Gdl o en Londres o Vancouver o donde sea que estuviese, me estaría preparando para salir a echar unos tragos. Me subiría al Peugeot 206, abriría el quemacocos y le subiría al volumen a un disco quemado con la música de Mutek. Unas chelas y unos gayos. La banda. El deambular de un sitio a ningun lado. Y pasadas las horas, embrutecida la panza -ambas dos- llegar a tirarse en la cama, con el ancla del pie derecho y la cabeza como ventilador destartalado. Al día siguiente ir a comer panza, en chile, mucho chile, torta ahogada para el ahogo, para naufragar en un país que no es isla, o si es pero ni cuenta.
En cambio estoy en mi cubículo de la universidad. El último en salir. El pasillo ha cerrado los ojos; la noche, reclamado el silencio. Busco invariantes derivados de sistemas discretos integrables de ecuaciones en diferencias que dan respuesta a ondas viajeras, ondas solitarias, solitones. Y una simple escalera parece tener la respuesta, el ir de un punto a otro, contando por pasos, avanzando a la derecha y luego bajando hasta llegar, de nuevo, al sitio donde ha comenzado. Cómo chingados se puede andar y volver a donde mismo si se ha avanzado?
Y entre las lecturas, la broma, el acertijo:
Llega una madre a casa con tres papas para repartir entre sus dos hijos. Cómo le hace para ser equitativa? Fácil: puré de papas.
En cambio estoy en mi cubículo de la universidad. El último en salir. El pasillo ha cerrado los ojos; la noche, reclamado el silencio. Busco invariantes derivados de sistemas discretos integrables de ecuaciones en diferencias que dan respuesta a ondas viajeras, ondas solitarias, solitones. Y una simple escalera parece tener la respuesta, el ir de un punto a otro, contando por pasos, avanzando a la derecha y luego bajando hasta llegar, de nuevo, al sitio donde ha comenzado. Cómo chingados se puede andar y volver a donde mismo si se ha avanzado?
Y entre las lecturas, la broma, el acertijo:
Llega una madre a casa con tres papas para repartir entre sus dos hijos. Cómo le hace para ser equitativa? Fácil: puré de papas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario