Cuando ataca no hay quien la contenga. Crucé el Atlántico en un intento por dejarla atrás. Creyendo que la había perdido, volví para cruzar el Pacífico. Y así he andado el último año, de un océano a otro, mirando a mi tierra desde los otros dos charcos. Pero ahora parece que me ha encontrado y me ha pillado desprevenido. Me tiró sobre la cama el viernes pasado y desde entonces no me he podido levantar. Quién chingados le dijo que andaba por aca? Por qué no se queda de una buena vez en casa y deja de andar por todos lados, chingando a la borrega?
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