La pobreza ha sido parte de nuestro México desde su edificación como nación; la sumisión y el abuso por parte de los pocos poderosos, desde los tiempos prehispánicos -hoy en día ignorados por la reforma a la educación secundaria- también ha sido parte de nosotros. Pero el peligro llega cuando los jodidos se dan cuenta de lo que tienen los jodedores y, los de abajo comienzan a preguntarse: si ese cabrón puede tener un auto del año, por qué yo no? Así aparece la violencia, no necesariamente física pero si de clases. Los ricos temen a los pobres, a los mugrosos y envidiosos, a los obreros de las fábricas que ellos dirigen. Y no es que ser director esté mal. Cada quien ha de realizar su trabajo según pueda. Entonces, cómo vivir en armonía, o por lo menos en un ambiente de respeto medianamente decente? El que lo sepa, que tire la primera piedra
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