Hoy he decidido quedarme en casa y aprovechar el último día del spring break para terminar de leer el libro de Gian-Carlo Rota. Es curioso hablar del spring break en septiembre cuando estoy seguro que la mayoría asocia esta fecha con el 21 de marzo, natalicio de bomberito juárez, llegada de la primavera y gringas cachondas dispuestas a tirarse al lanchero más moreno que encuentren en Puerto Vallarta. Acá al final del mundo, donde el efecto Coriolis es a la inversa, la primavera anuncia el prometido verano. Los vientos tocan a la ventana en las noches tranquilas. Las lluvias caen de vez en cuando, no tanto como desearían los que sufren por la sequía y han sido confinados a usar 32 litros de agua al día. Acaso los mismos problemas que hay en México, sólo que allá hay una inconciencia al respecto: tú chíngale compadre, ya te apurarás cuando ya no haiga.
Aquí dejamos la sequía y nos adentramos en el invierno, mejores fechas aún para quedarse en casa con un libro, siempre fiel y de formas monjiles. Disfrutas mientras puedas, que para llorar ya habrá tiempo.
ResponderBorrar