Ha comenzado el año: 2009. El calendario ha dado vueltas y, sin embargo, yo sigo siendo el mismo. Hace años, ya más de diez, me gustaba creer que, conforme pasaba el tiempo, también iría cambiando yo: mayor madurez, mayor sabiduría. Luego me di cuenta que son sólo unas cuantas canas y una arrugas más pronunciadas las que nos recuerdan que el tiempo se va. Los vicios y las costumbres permanencen, se aferran a lo que una vez tuvimos. Las esperanzas se van desvaneciendo. Cómo soñar en volverse alguien distinto cuando se está demasiado ocupado siendo el que ya tocó ser? (No se dice tocó, se dice deseó, diría mi amiga Q, promulgadora del NewAge moderno, whatever that means!)
Ha comenzado el 2009 y ni siquiera he ido a comprar mi agenda Moleskine roja. Para qué chingados, si en la del 2008 apenas escribí unas cuantas puntadas, temeroso de escribir letras que no fueran duraderas.
Sin embargo, el 2009, si es que todo sale como ha de seguir saliendo y los rumbos no se bifurcan demasiado, si ha de ser un buen año, o no bueno ni malo pero si con unas cuantas metas a lograr. Si no ocurre una catástrofe mayor a mi rotura de brazo, con sus dos placas de titanio que ahora llevo por siempre, obtendré mi doctorado en matemáticas. Ser doctor para darse cuenta que uno no sabe nada. Vaya manera de despertar a la ignorancia. Si ya lo sabía desde que era niño, para qué dar el esfuerzo en darme cuenta de lo que ya supe cuando... y la espiral, o la serpiente que se muerde la cola (léase Borgues (sic Fox), los que gusten).
También es tiempo de que salga a la luz un librito de poesía, de traducciones aunque sea. Prometo -me lo digo a mi mismo- dedicarle unas horas a la traducción de la poesía australiana, para comprender, acaso un poco, la vida en la isla.
La lista podría seguir de la siguiente manera, como lo ha sido desde que recuerdo haber hecho listas de propósitos de nuevo año:
-hacer ejercicio
-aprender un idioma,
-etc, etc, etc...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario