9 de febrero de 2009

Presente, Nombres

Presente

Somos vulgares, predecibles: los amigos, los hermanos de otro tiempo --los conjurados-- nos hemos convertido en lo que entonces odiábamos con saña: burócratas o especialistas. Voces insultantes que se esterilizan de pronto en nuestros labios.
Basta escucharnos: ¨madurez¨, ¨realidad¨, ¨instituciones¨. Alguien dice: ¨patriotismo¨.
Nicolás me mira de soslayo --enciende otro cigarrillo-- sin disimular su vanidad de consejero de prensa en Gran Bretaña. Tibio, Javier se burla  de su encargo en París y acentúa su perfil más miserable. Víctor ni siquiera ha venido a darme la bienvenida: no piensa saludar a quien se mofa de su catálogo de best-sellers y autoayuda. Y Pablo, macilento --ahora profundiza en la meditación zen, la ceremonia del té y los místicos budistas--, nombra a Vasconcelos como sustento de su cargo.
Quienes fuimos nos vapulearían.
El poder de otra manera, cita uno.
Es tan fácil criticar sin hacer nada, se oye luego.
Vacío mi copa y trato de borrar nuestra calvicie y el cinismo. Querría templar sus almas, o la mía. ¿Qué decirnos? ¿Traidores onanistas?
Quince años atrás escupíamos, aullábamos. Hoy nos embrutecen las botellas de borgoña y los matices: le perdonamos la vida  a los cretinos.
Reímos, celebramos el reencuentro. Nos aliviamos con historias de cuando aún seguíamos vivos.
Al final nos abrazamos.

Nombres

Pregunta ineludible.
Tras su divorcio --un cataclismo-- Nicolás ha vuelto a casarse y se escabulle de dos familias. Pablo preserva su ficción de padre y marido sin fisuras. Víctor se enamora como un búfalo de mujeres que veneran sus tormentas. Incluso Javier, el inestable y pendenciero, sigue enamorado de Laura para estar cerca de sus hijos.
¿Y tú?
Yo, como siempre: un nombre tras otro. O ninguno. Los demás me envidian. También me compadecen.

Fragmentos tomados de:
El Jardín devastado: un memoria de Jorge Volpi.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario