9 de febrero de 2009

Milk

La única forma de no morir es seguir viviendo. Esperanza. No sólo mantenerla sino reavivarla de vez en cuando, saber que la vida acaba en el instante en que uno deja de creer. Creer sin necesidad de certezas, sin importar si la verdad es cierta o pasajera, pero confiados en que la libertad de vivir sobrepasa a la esclavitud de la muerte. Un charco de agua, otro. Un cobertizo en llamas y un montón de sueños que se vuelven telarañas. ¿Es el invierno de la vida el verano de la muerte?
Un aplauso por hombres como Harvey Milk, hombres comprometidos con un ideal, con un sueño y una esperanza, con la posibilidad de que es posible vivir la vida que uno ha soñado.

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