1 de abril de 2005

Lluvia de estrellas

El tiempo se deshilvana, y el mundo apenas se da cuenta. Una lluvia de astros es apenas perceptible por unos cuantos estudiantes de física. En cambio, el hambre, las ganas de coger, los sueños rotos, amasados, la risa de miedo y la risa de desesperación, son sentimientos compartidos por la mayoría de los humanos. Entonces, ¿para qué preocuparse por la posible existencia del décimo planeta, o la luz emitida por astros de otra galaxia? La vida se va deshilvanando, y apenas nos damos cuenta. Me retraigo, cabizbajo, al saberme único, ente fortuito en esta imposibilidad de seguir viviendo. No hay hacia donde ir y, sin embargo, no dejamos de movernos.

Me doy cuenta: es más fácil borrar que escribir aunque, el cursor, al ir hacia atrás, parece confundirse y equivocarse ante el flujo equivocado de la información.

En definitiva, mi pieza musical favorita: Adagio para cuerdas, de Samuel Barber.

1 comentario:

  1. Interesante, a casi nadie le interesa escuchar a quienes hicieron música entre 1930 a 1960 (Copland, Bernstein, Khachaturian, Milhaud), pero a quien le gusta, le gusta.

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