Nota periodística (Público):
Minibús atropella a su chofer
El chofer Rubén Ruiz Navarro falleció el sábado atropellado por su propia unidad, luego de que el minibús se desplazó al zafarse el freno, informó la PGJE. El chofer estaba lavando su unidad cuando empezó a moverse; al intentar subirse para pararlo, el chofer fue arrollado por su propia unidad causándole la muerte. El accidente ocurrió en la terminal de la Línea Sur de la avenida Tonaltecas, en Tonalá, y la víctima era vecina de Loma Dorada.
Nota a Correo Público
Minibús atropella a su chofer
El chofer Rubén Ruiz Navarro falleció el sábado atropellado por su propia unidad, luego de que el minibús se desplazó al zafarse el freno, informó la PGJE. El chofer estaba lavando su unidad cuando empezó a moverse; al intentar subirse para pararlo, el chofer fue arrollado por su propia unidad causándole la muerte. El accidente ocurrió en la terminal de la Línea Sur de la avenida Tonaltecas, en Tonalá, y la víctima era vecina de Loma Dorada.
Nota a Correo Público
Murió un chofer arrollado por su propia unidad, Tlajomulco se inundará, La Primavera intenta retomar su propia naturaleza, volviendo al fuego de donde nació. Y, aquí en Guadalajara, seguimos la vida como si nada pasara. Desperdiciamos los días y dejamos que nuestros desperdicios sean aprovechados por otros. ¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que somos una comunidad que ha de ver por el bien común, no sólo por el propio? Si sube el transporte, a muchos no nos importa –a fin de cuentas tenemos coche–; si un político o presbítero roba, lo excusamos ante su pretendida no-mala-intención –y un supuesto error–; si asaltan, roban o matan, si hay pobreza extrema o violencia familiar, hacemos caso omiso siempre y cuando no le pase a uno o a un conocido. El problema viene cuando se ataca a nuestros intereses directos: ahí si brincamos. ¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que lo acontecido en otros también se refleja en uno mismo? ¿Hasta cuándo el sentimiento de individualidad? Pongo por ejemplo a Canadá –Vancouver en específico– donde se vive un sentimiento de no-violencia, no-hambre, no-miedo, no-represión. Entonces, México –y Guadalajara en específico– si quiere ser el lugar del No –como dice Luis González de Alba–, pero como ausencia de problemas, no de bienestar. Ya es hora, ¿no?
¿Pero quién dice que Guadalajara quiere ser eso? A mí no me queda claro.
ResponderBorrar