Te estás quedando solo, viejo y solo.
Fuiste construyendo la casa de tus sueños. La enjarraste y
colocaste las ventanas de tu elección.
Ahora nadie va: en el proceso olvidaste que
las casas no están hechas de muros, sino de personas;
no con dinero sino con amor o, por lo menos, empatía.
Ahora contemplas las vías del tren detrás de los magueyes,
das un trago al tequila que tú mismo envasaste: la
soledad te traiciona, escuchas voces, pasos, susurros.
Apenas un murmullo: la locura anda suelta, los
desatinos de tu adultez se han vuelto trincheras infranqueables.
Y no hay nada por hacer: morirás pensando en el si hubiera…
consolador y promiscuo de las almas evaporadas antes de la lluvia.
Si hubiera... pero no será así, porque conseguirás todo lo que te propongas, porque no tienes tanto miedo como otros, fíjate: ya lo estás consiguiendo...
ResponderBorrarLa magia de la poesía es que crea una empatía con otros seres humanos. Así, cuando uno escribe, no es necesariamente de la propia experiencia, sino de una compartida, observada, relatada...
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