1.
Uno siempre es el mismo; el mismo pero diferente.
1.1
Hace unos días abrí una cuenta de inversiones patrimoniales –como a ellos les gusta llamar a la falsa seguridad de tener unos pesos y manejarlos de manera virtual– en Scotiabank y, un par de días después, recibí una llamada de Elena, la ejecutiva que me atendió.
–Me acaban de rechazar tu contrato porque tu firma no coincide con la de la credencial de elector. ¿Puedes venir a firmar de nuevo?– me dijo al teléfono.
–Está bien, en unos 15 minutos estoy por ahí.
Al llegar al banco, me explicó que un interventor o contralor o un término de esos rimbombantes que usan los ejecutivos, estaba por ahí, revisando todos los trámites y que era medio sangrón y payaso, con lo cual me daba a entender que era bastante estricto, cuadrado o de una sola vía, justo como los japoneses son, aunque este sea un banco canadiense, de la provincia cercana a la zona del hundimiento del Titanic, el de verdad, no sólo el de la película de los amores de Di Caprio y Winslet. Firmé de nuevo, teniendo extrema precaución de hacerlo justo como lo hiciera 10 años antes en mi credencial del IFE.
–Déjame llevar el contrato diunavez, pa que ya no haiga problemas.
–Bien –le respondí y me acerqué a la ventanilla donde estaba la de la inquisición.
La mujer interventora miró mi firma sobre el contrato, luego la de la credencial. Miró la fotografía y luego me miró a mí.
–Me siento como si me trataran como a un delincuente –dije. Claro que no me parezco, pero eso no significa que yo sea otro –recalqué ya un tanto molesto por las vueltas y vueltas que a uno le hacen dar en este país.
–A lo mejor eres un clon –dijo la mujer, intentando mostrar un conocimiento mamado de las películas holliwoodenses y los especiales del Discovery.
Una vez que verificaron mi firma y mi foto, volví a preguntarme: ¿seré el mismo de hace 10 años?
2.
Uno no puede estar en dos lugares diferentes aunque si pueden estar varios “yo” en el mismo lugar. Este ejemplo puede ser utilizado para explicar a un alumno de preparatoria qué es una función matemática.
2.2
Los domingos están hechos para ir al campo, al bosque, a la colina o a donde sea, con tal de escapar de la ciudad. Hoy decidimos ir a Huaxtla. Media hora en coche, uno porros de por medio y el viaje a la Tierra Media habría de comenzar. Ed, Ana y yo, una bolsa llena de Rancheritos, Takis, Krankis y Peñafiel. Una vez al borde de la cascada, disfrutando del vértigo causado por unos buenos 25 metros de profundidad, encendimos otro porro mientras platicamos sobre la falla de San Andrés. Ed dijo que la falla comenzaba justamente en ese lugar, misma que se extendía por todo el Pacífico hasta Canadá. Yo le conté que en Vancouver terminaba la falla y cómo, en la parte norte de la ciudad, separada del centro por un brazo de mar, ya no se sentirían los temblores que ocasionarían el desprendimiento de buena parte de la costa. Ana seguía fumando. La falla comienza en Guadalajara y termina en Vancouver; así o viceversa. Entonces pensé: ¿soy el mismo que hace 5 años, cuando vivía en Vancouver? El mismo pero diferente. Y acaso sea la falla la que une a esos dos “yo”: el del norte y el del sur, el que habla en inglés y el que lo hace en español, el del presente perpetuo o el de la promesa de un futuro mejor. Acaso ya no sea ninguno de los dos, sino una mezcla mexicano-canadiense: me gustan las tortas ahogadas pero también practicar el snowboarding.
3.
La justificación de la vida se da justo después de haber sido presentado ante la muerte. Uno vive en un intento de postergar el momento de morir.
3.3
David, a sus escasos 20 años, ya ha conocido la muerte varias veces:
• A los 18 le dieron una paliza entre varios pubertos prepotentes, acaso parientes de un narcotraficante o político y lo dejaron por muerto en el canal de Chapalita. Llegó a casa desfigurado, con marcas de las patadas en el cráneo. Duró varios meses convaleciente, viendo fantasmas y sin apenas poder comer.
• A los 19 volteó un coche, dando tres vueltas. Él y su novia regresaban de un motel, después de fornicar durante las 8 horas a las que uno tiene derecho por 200 pesos. Se habían chingado unas piedras, un par de porros y una botella de vino tinto. Dieron tres vueltas. Pérdida total. A él no le pasó nada, salvo una torcedura de cuello.
• Tres meses después, lo metieron al tambo o al bote, por haberle dado ride a una chava, después de salir peleado con la novia. A él y a otro tipo, al que también se había ofrecido a llevar a casa. Al pararlos la policía, para una inspección de rutina, la menor de edad les dijo a los policías que habían querido abusar de ella. Una acusación falsa pero, como no traían lana para la mordida, se los llevaron directo al hoyo, a esperar sentencia. Después de 5 días y una mordida mayor, logró salir.
• 4 meses después su madre decide hacerle un antidoping, debido a que lo veía demasiado flaco, ojeroso y agotado. Salió positivo, con 2400 puntos arriba de lo normal en consumo de cocaína. No la inhalo, la fumo, le dijo a su padre al ser interrogado. Llevaba 6 meses atado a la miseria, los escalofríos nocturnos y el mono diurno. Hablé con él, o dejé que él hablara, para darse cuenta de lo dañino que esto era para su “yo”.
• 2 meses más tarde, un compañero de trabajo se mata en el periférico rumbo a Chapala.
Ahora David tiene 20 años y lleva una supuesta vida normal: trabajar, dormir, trabajar, dormir,…
4.
La identidad celular dura apenas 2 días, i.e., siempre somos diferentes; los mismos pero diferentes.
4.1
Pasan los años y vamos cambiando; sin embargo, seguimos llevando el mismo nombre.
4.2
Vamos de un sitio a otro, nos mudamos de casa, de ciudad, de país, de continente; sin embargo, seguimos frecuentando a la misma gente, aun cuando lleven otros nombres o hablen en otro idioma.
4.3
Pasan las vidas dentro de la misma vida, acumulamos experiencias, dolores, abrimos puertas por las que después hubiésemos querido no pasar y otras muchas que nos han llevado por vericuetos increíbles; sin embargo, nos queda una inmanente permanencia del “yo”, un niño que es ahora hombre y luego se volverá anciano; un cuerpo que responde al medio ambiente, una identidad que siempre es igual, la misma, pero diferente.
5.
Siempre eres: IDÉNTICAMENTE DIFERENTE.
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