a Arduro Suaves
Tirarse un chapuzón a las letras significa ignorar al olvido.
Justo como la prostituta bella de día que se reinventa de noche,
al calor de una huella de polvo amarillo.
O el cocodrilo dormido, más bien dormitando, acechando al
turista desprevenido en un río cerca de Brisbane.
Yo me arrojo de cabeza hacia la red de pixeles y corcholatas;
tal vez, allá al fondo, Chabelo me espere con una mejor catapicsia.
No --no es cuento; vida, quizás vida.
Y un chingo de ganas por escuchar a un periquetero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario