30 de noviembre de 2008

Sala de espera

El tedio de la vida moderna: las salas de espera, las estaciones de trenes, los asientos del vehículo por el que transitamos a diario. La gente que pasa, va y viene sin en verdad ir a ningun lado. En la ciudad no se avanza porque el laberinto se mueve a cada paso que uno da. Si giro a la izquierda, la ciudad se acopla y vira hacia el mismo lado.

Escribo estas líneas para tratar de asesinar a los minutos que se han interpuesto entre mi cita con el fisioterapeuta y mi codo con dos placas metálicas. He escapado temprano de la oficina. El viaje me ha tomado casi 3 horas. Los desvíos no me han llevado mas que al sitio al que quiero ir.

A veces es necesario dejar de moverse para poder llegar al destino propuesto.

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