11 de agosto de 2007

Acumulación de la memoria

El mundo se ha globalizado, dicen los amantes del jocoque y la miel de abeja. El mundo es una esfera que se desploma hacia la nada, dicen los cosmólogos y astrofísicos mientras juegan a desenredar listones o supuestos modelos de la realidad más acertada hasta el momento, la teoría cuántica de campos. El mundo ya no es cierto; lentamente, casi sin darnos cuenta, nos hemos ido mudando a una realidad más allá del mero ir y venir cotidiano, a un espacio en el que el yo no es más que parte de una red extensa, un artilugio sin aplicación, un sueño de invierno cuando siempre se está en verano.
La tecnología se ha ido distribuyendo a ritmo acelerado. Yo escribo sobre el teclado blanco de mi nueva MacBook mientras observo, de fondo, los azules del mar que se funden con la tierra roja de Australia, colores que puedo nombrar o describir en código hexadecimal pero, a final de cuentas, de interpretación subjetiva. No hay dos rojos idénticos para diferentes personas. Entonces, ante la imposibilidad de ser objetivos, ¿cómo resguardar la memoria, acumularla para los que vienen, sean quienes sean, de la raza o el planeta que lleguen?
Hemos dejado atrás la época del Renacimiento, cuando unos cuantos hombres -como da Vinci, por ejemplo- generaban el conocimiento entero. Ahora pasa todo lo contrario: muchos hombres trabajando en apenas unos cuantos proyectos; ya no Capillas Sixtinas ni esculturas de pensadores forjados en bronce, sino proyectiles al espacio, colectivos audiovisuales y cadáveres exquisitos de identidades humanas en MySpace o YouTube. Sin embargo, habemos uno que otro empedernido que gusta jugar a la vida. Pasamos las horas leyendo, comiendo bien y sin un espacio virtual en SecondLife. Seguro los habemos, pero ya no somos tantos.

Publicado en La Cultura en Occidente de El Occidental

1 comentario:

  1. Omar, me gustó mucho este texto. Estoy de acuerdo no somos tantos los que aún gustamos de simplente vivir.
    Te invito a que visites mi blog (www.cintia-enprimerapersona.blogspot.com), quizás, quien te dice tenemos más cosas en común.

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