Yo no se de qué trata esto del blog. Se supone que es una forma de vislumbrar hacia el pasado, de mirar un poco del futuro cuando ya se ha dejado atrás. Una especie de bahúl de los recuerdos, un cuadernillo donde los hechos se vuelven ficción. Sin embargo, luego se convirtió en escaparate para lectores desconocidos; no muchos pero sí unos cuantos. Lo peor, creo, fue cuando intenté hacerle llegar mi mensaje personalísimo a personas de carne y hueso, no que los lectores de la red no lo sean, pero me refiero a personas que conocía antes de la vida en la red. Después de la fiebre del escaparete el blog se convirtió en espejo donde me buscaba para saberme vivo, existente, aunque fuese sólo en el mundo virtual (y no es este mundo el que se está volviendo importante no en cuanto a la existencia pero si con respecto a la presencia?)
El título del blog: El Rutinario, pretendía hacer alusión a las ficciones de la realidad, a los acontecimientos rutinarios que se vuelven creíbles sólo cuando se leen como ficción. Para qué leer un blog cuando el contenido de los periódicos parece tal?
Ahora me pregunto si seguir o abandonar, si andar de frente por el mundo agreste o encararlo y ficcionarlo como sea posible, para hacerlo llevadero, para trocar una tragedia en comedia, como gusta hacer Woody Allen, no que lo haga con la misma destreza pero si con el mismo deseo de reir de la vida.
Lo que si, acepto, es que la necesidad de plasmar el pensamiento, valiendo madre quién lo lea, si es beneficial para la salud, la salud mental, la cordura y lo poco que llevo atado de ella. Intentaré, una vez más, volver a El Rutinario, escribir con tal de no morir, sin importar quién pierda o quién gane.
Sea pues...
El título del blog: El Rutinario, pretendía hacer alusión a las ficciones de la realidad, a los acontecimientos rutinarios que se vuelven creíbles sólo cuando se leen como ficción. Para qué leer un blog cuando el contenido de los periódicos parece tal?
Ahora me pregunto si seguir o abandonar, si andar de frente por el mundo agreste o encararlo y ficcionarlo como sea posible, para hacerlo llevadero, para trocar una tragedia en comedia, como gusta hacer Woody Allen, no que lo haga con la misma destreza pero si con el mismo deseo de reir de la vida.
Lo que si, acepto, es que la necesidad de plasmar el pensamiento, valiendo madre quién lo lea, si es beneficial para la salud, la salud mental, la cordura y lo poco que llevo atado de ella. Intentaré, una vez más, volver a El Rutinario, escribir con tal de no morir, sin importar quién pierda o quién gane.
Sea pues...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario